POR José Luis Umaña Saldaña
Elegir un vino puede ser para muchos una tarea intimidante o difícil,
debido a que suele pensarse que no se tienen los conocimientos suficientes en el tema, sin embargo, si se parte del gusto personal, no es necesario “ser un experto” para hacer una selección adecuada y disfrutarlo
Si alguna vez te has sentido abrumado al pararte frente a un estante lleno de botellas de vino, no estás solo. Muchas personas experimentan ansiedad al elegir un vino, pensando que se requiere un conocimiento profundo para tomar la decisión correcta. La realidad es que, aunque conocer sobre vino puede ser fascinante, no es necesario ser un experto para disfrutarlo.
Elegir un vino no debería ser una experiencia estresante, al contrario, debería ser un momento emocionante, lleno de posibilidades, pero, sin duda, hay varias razones por las que este proceso puede parecer intimidante.
Por un lado, existe el temor a equivocarse. En ocasiones, pensamos que debemos saberlo todo: las variedades de uvas, los métodos de producción, las regiones y hasta la forma correcta de describir lo que probamos. ¿Y si elegimos mal? ¿Y si el vino no cumple con nuestras expectativas o con las de nuestros invitados o anfitriones? La verdad es que el vino es una experiencia personal y subjetiva. Lo que importa no es si un vino tiene una alta calificación en alguna guía o si fue elaborado en una región prestigiosa, lo que importa es si te gusta.
Por otro lado, hay quienes creen que el vino es un tema exclusivo para expertos, sin embargo, todos tenemos un paladar único y válido, y la clave está en aprender a confiar en nuestros propios sentidos.
Confía en tu paladar: Ya sabes más de lo que crees
El mejor punto de partida para disfrutar del vino es confiar en tus propios gustos. Si te gusta un vino, es el correcto para ti, es un concepto liberador. No necesitas dominar todos los aspectos técnicos del vino para disfrutarlo. Es como manejar un auto: no es necesario entender cómo funciona el motor de combustión interna para poder disfrutar del viaje.
Además, es probable que ya sepas más de vino de lo que imaginas. Por ejemplo, si alguna vez has notado que disfrutas más los vinos blancos frescos que los tintos intensos, ya tienes una preferencia personal. Si recuerdas haber probado un vino que tenía notas afrutadas o especiadas y lo disfrutaste, eso también es un aprendizaje.
Durante una cata reciente, ofrecimos un gran Burdeos (vino producido en la región vinícola de Burdeos [Burdeaux, en francés], en Francia) a un grupo diverso de asistentes. Al final, pregunté si les había gustado, y una joven en el fondo del salón respondió: “No sé nada de vino, pero creo que es bueno”. Su comentario resume algo esencial: no necesitas ser un experto para disfrutar de un buen vino.
Un poco de conocimiento puede hacer una gran diferencia
Dicho esto, es cierto que aprender sobre vino puede enriquecer tu experiencia. Conocer los orígenes, las variedades de uva, los métodos de elaboración y los países productores más importantes te ayudará a identificar estilos y características que podrías disfrutar.
Por ejemplo, saber que los vinos de Burdeos suelen ser tintos con “notas de frutas rojas o negras, especias y un toque de madera” (lo que significa que pueden tener aromas que evocan esos elementos), te dará una idea de lo que puedes esperar. O tener conocimiento de que un Chardonnay (vino blanco elaborado a partir de uva Chardonnay, originaria de la región de Borgoña, al este de Francia) de climas fríos, como los de Chablis en la Borgoña, será fresco y mineral; mientras que uno de climas más cálidos, como los de California, será más untuoso (es decir, viscoso u oleoso, consistencia parecida a un líquido graso) y afrutado. Este tipo de información es útil, pero no imprescindible.
Lo más importante es mantener una mente abierta y disfrutar el proceso de descubrimiento.
Cómo convertir la elección en una experiencia divertida
Mientras aprendes un poco más sobre vinos, la próxima vez que elijas uno, olvídate de la presión, y tómalo como una oportunidad para explorar y experimentar. Si estás en una tienda, no dudes en pedir recomendaciones. Los especialistas están ahí para ayudarte y pueden guiarte según tus gustos.
Además, prueba diferentes estilos. Tal vez te sorprenda descubrir que disfrutas un vino espumoso tanto como un tinto robusto (vino intenso, denso y pesado al paladar, con aromas que persisten al degustarlo por más tiempo) o que un blanco con notas tropicales te transporta a un momento feliz. Las posibilidades son infinitas.
El vino es para disfrutar, no para estresarse
Al final del día, el vino es un placer. Está hecho para acompañar momentos y compartir con amigos y seres queridos, y para resaltar lo mejor de una comida o una ocasión especial. No permitas que el miedo a equivocarte arruine esa experiencia.
Algo muy importante para tener en cuenta es que el mejor vino no es necesariamente el más caro, el más premiado o el más famoso, sino el que disfrutas en ese momento, con la compañía adecuada. Así que la próxima vez que te encuentres frente a una botella, relájate, confía en tu instinto y disfruta del proceso.
Yo siempre he pensado que, el mejor vino es el que tienes en tu copa.
No obstante lo anterior, conocer más sobre vinos puede ser una aventura excitante y muy enriquecedora, que te llevará a descubrir nuevos sabores y experiencias. De la vid a la copa te invita a recorrer, paso a paso, el fascinante mundo de los vinos, un viaje que indudablemente resultará cautivador y muy placentero.
Atrévete a experimentar, confía en tus gustos y, sobre todo, ¡disfruta la experiencia! XP

JOSÉ LUIS UMAÑA SALDAÑA
Vicepresidente de la Asociación de Sommeliers Mexicanos, A.C. Asesora centros de consumo e imparte catas de vinos, destilados y cervezas. Es embajador de marcas de prestigio de vinos y destilados nacionales e internacionales.