POR Karla Trejo
La Organización Panamericana de la Salud creó una estrategia para dar malas noticias a partir de la pandemia por COVID-19
Ya sea por enfermedad, discapacidad o fallecimiento, comunicar un evento desafortunado a los pacientes es un reto que requiere de habilidades específicas. Claridad, honestidad y un lenguaje empático son algunas estrategias importantes a considerar
Tarde o temprano, un médico o estudiante de medicina tiene que enfrentarse a comunicar una mala noticia. Y aunque no es una tarea grata, sí es posible estar preparado para hacerlo sin causar un dolor extra a quienes la reciben.
De acuerdo con la organización Paliativos Sin Fronteras, con base en San Sebastián, España, dar un diagnóstico desfavorable o anunciar un fallecimiento puede resultar estresante tanto para el profesional como para los pacientes, sus familias o cuidadores; e incluso, puede deteriorar o anular la relación posterior entre ambas partes.
El problema
Un estudio realizado en 2012 con especialistas del Hospital General de México estimó que el 80 por ciento de los médicos no ha recibido educación o formación para dar malas noticias, ni durante sus años de estudio ni en su ejercicio profesional.
Y es que, según el análisis, los médicos presentan una importante resistencia a dar las malas noticias porque les genera estrés y temor, por ejemplo, a causar dolor a los pacientes o sus familias, al fracaso terapéutico, a una evaluación negativa o hasta a consecuencias legales.
Asimismo, el estudio ¿Cómo transmite malas noticias el médico especialista? concluyó que la falta de pericia es casi una garantía de mayor dolor emocional para quienes reciben un diagnóstico de enfermedad terminal, la amputación de una extremidad o la muerte de un ser querido.
A pesar de que han pasado varios años desde aquel análisis, la escasa formación de los médicos en el tema salió nuevamente a flote durante la pandemia por COVID-19 en 2020, tanto que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hizo una serie de recomendaciones para la comunicación de malas noticias durante la emergencia sanitaria.
Primero, advirtió que la pandemia requería especial atención en este tema, toda vez que el distanciamiento y las restricciones de movilidad obligaban a dar las malas noticias vía telefónica. Y en este sentido, determinó que el personal de salud enfrentaba tres grandes obstáculos: 1) la mayoría de los médicos carecía de formación en habilidades comunicativas; 2) lacomunicación efectiva de malas noticias depende, en gran parte, del lenguaje corporal y en este intercambio de información no lo había, y 3) existe muy poca literatura para guiar a quienes tienen que llevar a cabo esta tarea de forma remota.
- Dar malas noticias genera estrés y temor a causar dolor, la idea de fracaso terapéutico o a consecuencias legales
- Comunicar una mala noticia de forma inadecuada puede causar mayor dolor emocional en quienes la reciben
- La falta de pericia repercute en la percepción de los pacientes y la salud emocional del médico
La estrategia
Tras la pandemia por COVID-19, la OPS recomendó cuatro fases o “momentos” para comunicar las malas noticias. Y aunque lo hizo específicamente para la comunicación vía telefónica, determinó que también son funcionales para la conversación presencial:
1. Acercamiento. Al establecer contacto con el receptor, hay que identificarse con claridad. Proporcionar nombre e institución a la que pertenece (en caso de ser vía remota) y explicar que el acercamiento se debe a que hay noticias importantes.
2. Honestidad. Se debe anticipar, de manera explícita, que la llamada contiene malas noticias. Una estrategia que puede servir en estos momentos, según la OPS, es presentar la información de forma narrativa, repasando los últimos eventos que llevaron a este desenlace, ya sea estudios, complicaciones o protocolos, entre otros.
3. Lenguaje. En este “momento”, la OPS recomienda que sea el médico que está atendiendo al paciente quien dé la mala noticia, ya que suele ser el más familiarizado con el historial clínico. Es indispensable que busque un sitio privado, silencioso y libre de interrupciones, que hable con claridad y mantenga un tono de voz calmado, empático y cálido, evitando los términos médicos y las expresiones ambiguas.
4. Fin de la comunicación. La OPS sugiere al personal de salud ejercitar la escucha para que pueda dar tiempo al receptor de asimilar la noticia y reaccionar a esta. Pero, principalmente, abrir la conversación para resolver sus dudas y dar los pasos a seguir (con quién más debe comunicarse, y si hay que hacer algún trámite, entre otros). Y, finalmente, proporcionar una guía para transitar por los momentos posteriores a recibir la mala noticia, a fin de reducir la ansiedad en los pacientes, familiares o cuidadores.
Las respuestas de pacientes, familiares o cuidadores ante las malas noticias pueden ser variadas. Ya sea que reaccionen con enojo, tristeza, negación o absoluto silencio. Sin embargo, una estrategia de comunicación adecuada evitará que se lleven una percepción de mala atención.
En cuanto al médico, la OPS especifica que aprender a dar malas noticias le evitará agotamiento físico, mental y emocional (síndrome de Burnout). XP